Gestión del riesgo de inundación
Las crecidas y las inundaciones constituyen el mayor riesgo natural al que está expuesta la sociedad vasca y que mayores daños han provocado históricamente en Euskadi, tanto materiales como en pérdida de vidas humanas.
Conocedores de su recurrencia natural, la clave de la gestión consiste en promover una convivencia con las mismas: sobre todo, evitando colocarse y exponerse en el territorio donde han de expandirse. Así se recoge en la Directiva 2007/60/CE relativa a la evaluación y gestión de los riesgos de inundación, que traspuestas a nuestro ordenamiento, consolidan, en consecuencia, dos tipos de medidas:
- Medidas no estructurales: se trata de medidas tales como la ordenación de los usos en el territorio en función del grado de inundabilidad, evitar la construcción de nuevos usos sensibles en zona inundable, disponer de sistemas de información hidrológica con los que caracterizar con exactitud la dimensión e intensidad de la inundación en el terrritorio, sistemas predicción hidrológica (¿cómo se va a comportar un río a la luz de la precipitación registrada en las últimas horas y la precipitación prevista en las próximas horas?), o la estrecha coordinación con los sistemas de atención de emergencias y protección civil.
- Medidas estructurales: en zonas urbanas consolidadas expuestas a la recurrencia de las crecidas, se trata de hacer obras de defensa de dichos nucleos, tratando de generar espacios para la expansión segura del río y alterando lo menos posible su territorio. Sin embargo, en los entornos con intensas ocupaciones del territorio donde no es posible dotar de espacios seguros a las crecidas, se han de adoptar actuaciones donde prime la eficiencia hidráulica del tramo.
Estos objetivos son compartidos por la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE que rige la elaboración de los Planes Hidrológicos de cada demarcación. De hecho, la elaboración de los planes de gestión del riesgo de inundación y sus revisiones posteriores deben realizarse en coordinación con las revisiones de los planes hidrológicos de cuenca.
¿Qué hace URA?
URA, al respecto, en su calidad de administración hidráulica:
- Previene el incremento del riesgo: limita la consolidación de nuevos usos sensibles a la recurrencia natural de las crecidas, tanto a nivel de ordenación territorial, como a nivel de desarrollos urbanísticos pormenorizados.
- Protege para reducir la probabilidad de la afección de la inundación: promueve obras hidráulicas para la expansión segura del río, y cuando ello no es posible, defensas estructurales donde prima la eficiencia hidráulica del tramo.
- Prepara para reducir la afección de la inundación: la mejora constante de la predicción hidrológica, y la coordinación estrecha para la asistencia en la toma de decisiones a los servicios de atención de emergencias y proteccción civil en episodios de aguas altas.
Tipología
Hay varios tipos de crecidas que concurren en el territorio de la CAPV:
- Crecidas intermedias en ríos de tamaño medio y corto como los de la CAPV. Estos ríos, además, tienen mayor pendiente y, por lo tanto, la respuesta de la crecida es más rápida.
- Las crecidas largas y lentas en cursos medios y bajos de ríos como el Ebro.
- Las crecidas relámpago en torrentes de montaña, barrancos, ramblas y rieras.
Esas crecidas generan un peligro o la peligrosidad. Es decir, ocupan recurrente y naturalmente un territorio que normalmente suele estar libre.
La clave está en no exponerse al peligor natural y no consolidar usos sensibles en zonas que recurrentemente se inundan.
Objetivos
Cómo actúa URA
El Plan de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI) es una herramienta clave para la implementación de la Directiva 2007/60/CE que define la estrategia común de los Estados Miembros de la Unión Europea en materia de evaluación y gestión del riesgo de inundación. En concreto, consolida una gestión basada en la combinación de medidas no estructurales (ordenación de usos en función del grado de inundabilidad, sistemas de información hidrológica y de alerta temprana, medidas de protección civil, etc.), con medidas estructurales en zonas urbanas consolidadas sometidas a riesgo.
El PGRI y el Plan Hidrológico son elementos fundamentales en la gestión integral de la cuenca y se implementan coordinadamente, con el objetivo de asegurar la compatibilización de todos sus objetivos: desde el incremento de la seguridad ante la recurrencia natural de las crecidas, hasta el freno al deterioro morfológico de las masas de agua y la consecución del buen estado de las mismas.
La labor de prevención en la gestion de la inundabilidad del territorio consiste en evitar el incremento del riesgo: es decir, limitar la consolidación de nuevos usos sensibles a la recurrencia natural de las crecidas, tanto a nivel de ordenación territorial, como a nivel de desarrollos urbanísticos pormenorizados. Para ello, dispone de dos herramientas clave que actúan en un continuo
Por un lado, URA emite informes tanto al ordenamiento estructural y a los instrumentos de ordenación urbanística (Planes Territoriales Parciales, Planes Territoriales Sectoriales, Normas Subsidiarias...), como al planenamiento urbanístico pormenorizado (Planes Especiales, Parciales, Estudios de detalle) , como a los órganos ambientales en el marco de la tramitación ambiental de Planes y Programas.
Por otro, dispone del régimen de autorizaciones con las que se establecen las condiciones concretas (a la luz de la normativa de aplicación y de los informes emitidos para la ordenación territorial o la evaluación ambiental) en las que se puede ocupar, instalar o realizar obras en zonas de Dominio Público Hidráulica o Zona de Policía de cauces.
En los entornos urbanos consolidados expuestos al peligro de la recurrencia natural de la crecida, se genera un riesgo para la población y los usos afectados. En esos casos, se han de acometer obras de defensa de esa población y esos usos ante las inundaciones.
De cara a minimizar el daño en los ecosistemas fluviales y estuarinos, se trata primero de generar espacios de expansión seguros al río, mediante soluciones que imitan al comportamiento natural de un río. No obstante, cuando el río está constreñido entre desarrollos urbanísticos que ocuparon sus vegas de inundación, se han de adoptar medidas defensivas donde se prioriza la funcionalidad hidráulica y se promueve dotar de mayor sección al cauce ordinario para que desague más caudal.
Consulte aquí las obras acometidas por URA para hacer frente a las crecidas de los ríos en los entornos urbanos de la CAPV.
La mayoria de las cuencas de Euskadi presentan una rápida respuesta hidrológica a un episodio meteorológico de lluvias intenso. Ello hace necesario contar con sistemas de predicción hidrometeorológica que permitan predecir, con una grado de solvencia alto, cómo se van a comportar los ríos a la luz de la precipitación registrada, las características de la cuenca, la existencia o no de embalses que laminen la crecida, la predicción meteorológica prevista para las próximas horas, o los datos históricos de episodios anteriores.
Esa información se procesa y calibra constantemente a lo largo del año a través de la red de estaciones de aforo; si bien, cobra especial importancia en episodios de aguas altas. Es entonces cuando se suministra la información sobre cada cuenca a la Dirección de Atención de Emergencias y a Protección Civil para su toma de decisiones.
La gestión de la inundabilidad para evitar la exposición al riesgo natural de las crecidas es crucial en un escenario de cambio climático de origen antropogénico como al que se enfrenta la sociedad.
De confirmarse las hipótesis de trabajo sobre cómo se traduciría el cambio climático en el régimen de las precipitaciones y su reflejo hidrológico en las cuencas, los episodios de aguas altas podrían ser más intensos, más frecuentes y más extensos en cuanto a superficie afectada.
De ahí la importancia que esta gestión sea parte significativa de la estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático con el que se ha dotado Euskadi en el Proyecto LIFE Integrado Urban Klima 2050.